Sueñas con una mano, una sonrisa tímida o quién sabe si una
carcajada. Sueñas con miradas cómplices, con muestras de calor, una simple
conversación. Sueñas con un cambio, una cama, un sueño tranquilo, una siesta
como cuando eras niño. Deseas ver un plato y que tus dedos no sean tus
cubiertos. Sentir el agua caliente, formar parte de un hogar, motivaciones. Que
tus brazos abracen otra piel que no sea la tuya misma. Que lo primero que vean tus
ojos no sean las rodillas de la gente. Tú no eliges lo que te pasa, son
circunstancias, alza la vista, pídete paz. Perdona al mundo por sus gestos y
perdónate tú. No te rindas.
Todos nos podemos ver envueltos en una situación igual, a
pesar de verlo como una circunstancia externa a nosotros que nunca nos
afectará. No seamos partícipes de la tremenda exclusión social que nos acecha. Cuidemos
unos de los otros.